El cuerpo, sabio vehículo del alma

Un descanso al cuerpo ofrece un descanso al alma A veces el alma se nos pierde un poco entre tanta cosa: Los asuntos del día a día, los proyectos que tenemos en mente, la dieta del momento, las relaciones que ocupan nuestro corazón y pensamiento, los libros que queremos leer y ese pendiente en casa que no hemos podido arreglar. No nos damos cuenta que vamos cargando el costalito hasta que un buen día ¡pum!, el cuerpo, que es el sabio vehículo de nuestra alma, truena. Tal cual, como al Uber que nos lleva a algún lado, se le descompone algo y entonces hay que hacerle caso. Cuando el cuerpo se descompone nos alarmamos y corremos al médico a que nos dé la pastilla, inyección o ungüento milagroso que nos sane (ungüento, qué linda y viejita palabra). Pero difícilmente nos ponemos a pensar qué fue lo que nos descompuso. Se nos olvida todo lo que traemos cargando y preferimos pensar que fue ...