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Mostrando las entradas de julio, 2020

Sazonar la vida

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  Me encanta echar café contigo.           Una de mis pelis favoritas es El sabor de la vida , o A touch of spice , de Tassos Boulmetis. Es una película turca-griega que vi hace mucho tiempo; me atrapó porque inicia narrando la historia de un niño y su abuelo, que tiene una tienda de especias en Estambul. La relación del niño y el abuelo, alrededor de la cocina y los sabores es fascinante. No la voy a espolear, por si quieres verla, pero por supuesto que incluye una historia de amor, drama, nostalgia, comida, tips y un mensaje que tiene que ver con lo que decir hoy.             ¿Es nuestra vida de un solo sabor y le vamos añadiendo condimentos? ¿Cómo la sazonamos? ¿Por épocas? ¿Por edades? ¿Por ciclos? ¿Por circunstancias? ¿A qué sabe en estos momentos?             Hoy ponía un poco de chile seco a una sopita de hongos que acabo de hacer. Por supuesto, el chile es de Milpa Oaxaca , u...

Recor_Dar

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          “Dar hasta que duela”, decía la Madre Teresa. Lejisísimos estoy siquiera de parecerme en una cana a la santa madre, pero hoy me acordé de ella y verás por qué.           Soy la típica persona que busca regalos para las personas que quiere y, por una cosa u otra, no los lleva en el momento. A veces los compro después; otras, no me los entregan a tiempo o no los envuelvo. Entonces los guardo para la “siguiente vez que vea a ese ser querido” y así pueden pasar semanas, meses o años en que una serie de regalos o souvenirs para niños y adultos se almacenan en el clóset ¡porque nunca los entrego! Sí, sí, soy un caso. Ya he ido mejorando, ahora procuro entregar lo que compro –porque en serio, los regalos los adquiero pensando en las personas— y ya no los guardo por siglos.           Esta vez, lo que pasó es que nos agarró la multicitada pandemia, y entre que nos sacamos todos de onda, pensam...

Cuándo, cuándo, cuándo

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           Ahora sí, creo que no soy la única que siente que se le viene el techo encima.   Llegó el 1 de julio y por lo visto algunos ya estaban con los tenis puestos, detrás de la puerta, para salir corriendo a “vivir la nueva normalidad”. Pero salieron como desbocados a las calles y se les olvidó que hace meses muchos no manejaban. ¡Se notó! Hoy fui a la calle y de verdad fue muy notorio el despiste. Qué cosa, todos echos bolas en los coches, unos encima de otros, como aprendiendo a manejar. Espero que pronto recuperemos esa habilidad otra vez.             Pero lo realmente fatal son los líos que se está haciendo la gente con la comunicación aquí y allá: entre la información multicolor del gobierno, que de un día para otro deslava el semáforo para que convenientemente se torne anaranjado en ciudades donde el COVID aumenta, y las interpretaciones varias de los establecimientos, que Dios nos agarre confesados. ...