Sazonar la vida

 

Me encanta echar café contigo.


        Una de mis pelis favoritas es El sabor de la vida, o A touch of spice, de Tassos Boulmetis. Es una película turca-griega que vi hace mucho tiempo; me atrapó porque inicia narrando la historia de un niño y su abuelo, que tiene una tienda de especias en Estambul. La relación del niño y el abuelo, alrededor de la cocina y los sabores es fascinante. No la voy a espolear, por si quieres verla, pero por supuesto que incluye una historia de amor, drama, nostalgia, comida, tips y un mensaje que tiene que ver con lo que decir hoy.

 

        ¿Es nuestra vida de un solo sabor y le vamos añadiendo condimentos? ¿Cómo la sazonamos? ¿Por épocas? ¿Por edades? ¿Por ciclos? ¿Por circunstancias? ¿A qué sabe en estos momentos?

 

        Hoy ponía un poco de chile seco a una sopita de hongos que acabo de hacer. Por supuesto, el chile es de Milpa Oaxaca, un proyecto hermosos que a mí me está sazonando los días laborales (y también las comida: su salsa macha es espectacular).  Bueno, pues en la acción de sazonar la comida, me ha dado por poner ingredientes a todo: hierbitas de tal al aceite de oliva, chile seco a la sopa, cúrcuma a los guisados, jengibre casi a todo, etcétera. Estoy en esa etapa de sazonar mi comida y también mi vida.

 

        Creo que la pandemia y el encierro, por un momento, dejó desabridos un poco nuestros días: al menos los míos, se empezaron a volver rutinarios, iguales, secos. De hecho, se cayeron proyectos, dejé de ver a los que amo, me encerré y solo me encontré con mi imagen en los espejos que hay por aquí y por allá.

 

        No voy a entrar en detalle de lo que todos ya vivimos, pero la vida hoy está tomando nuevos sabores. Aprendo nuevas cosas todos los días, me relaciono con personas que solo conozco por zoom, ejercito mucho mi creatividad porque estoy escribiendo, cocinando, redecorando, depurando, leyendo más. Creo que ya me da igual si esto es “normalidad” o “anormalidad” o ficción, ya le estoy añadiendo sabores diferentes a mis días.

 

        Rompo rutinas: Ya no soy freak del ejercicio, me doy mis descansos. Escribo más. Ya no soy obsesiva del trabajo –reconozco la abundancia en miles de cosas. Estoy aprendiendo a construir relaciones desde el amor, no desde la expectativa. Estoy menos concentrada en mis achaques. Me siento más enfocada en dar y eso llena de sazón mi vida.  Pienso que van bien estos sabores, además de que me encanta echar café y chal aquí, contigo.

 

        No voy a negar que en otros tiempos he elegido tonos agrios o amargos para aderezar mi vida, pero es que ¡hay tanta variedad!, que resulta fácil elegir y optar por lo bueno. Basta con aprender a ser mejor observadora de una misma, y para eso, la pandemia me ha caído “como anillo al dedo” (jeje). 

 

        Ayer leía un post en FB de Bertha, mi hermana por elección y por amor, y ella expresaba alegría y gratitud. Sí, es un sabor muy agradable de la vida. Gratitud. Por eso pregunto, ¿son etapas, ciclos, estados de ánimo, elecciones? ¿Podemos sazonar así de rico nuestras vidas y sentirnos siempre contentos con lo que tenemos? ¿Qué opinas?

 

        Notas del alma

        Encontré esta hermosa cita que redondea todo el sentido de sazonar la vida desde las pequeñas cosas que nos dan felicidad. Espero que te guste y nos vemos en el siguiente café:


“La gastronomía es el arte de usar los alimentos para crear felicidad.”


Theodore Zeldin 

Historiador y filósofo inglés



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