Mi encuentro con el virus (Parte 2)

        

Así las cosas al terminar la cuarta semana :) 
Gracias a Dios, todo bien.



        Relataba ayer mi experiencia con el COVID-19. Hoy voy a seguir con algunas anécdotas, pensamientos, cosas buenas y no tan buenas, y los beneficios que recibí. 

        La gata atragantada
        En la segunda semana de la enfermedad, por qué no, Pina, mi gatita, se tragó un botón enorme. Esto pasó a las 10 de la noche del miércoles. Yo estaba sola y, pues, covidosa. Nelly, una de mis mejores amigas, me buscó para monitorearme y en lo que le explicaba que no le podía tomar la llamada porque estaba en pleno operativo ‘gato atragantado’, ella se puso a buscarme veterinarias. Yo hice lo mismo, pero como no me contestaban, llamé a otra buena amiga que es veterinaria, Jannette, que vive en Mérida. 

        Por teléfono, Jannette me dio indicaciones para que yo le sacara el objeto con unas pinzas de depilar, pero entre mis nervios y la gatita que no se dejaba, iba a estar en chino. ¡Qué hacer! Finalmente, Nelly me ayudó a conseguir un veterinario nocturno a quien, con mucha pena, le expliqué que estaba covidosa y aún así me recibió para atender a mi muñequita. Me lancé con dolor de cabeza, sin lentes, sin datos en el cel y con el gato chillón y atragantado. Pero lo lindo de este pasaje es que mi amiga me decía que no saliera yo. Ella estaba dispuesta a venir, dejar a su familia, arriesgarse a entrar a mi casa y llevarse al gato al veterinario a la mitad de la noche. Esas acciones no tienen precio. Como Nelly, tengo amigas increíbles. Pronto voy a escribir de ellas y de mis regalos de la vida a través de su presencia.

        La llamada casual
        En cambio, recibí una llamada casual de una persona que quiero mucho, mucho, para preguntar por mi salud. Me emocionó que me buscara porque hace tiempo que no le veo, pero resulta que esa persona después estuvo especulando sobre los que estuvieron en contacto conmigo en la primera semana, como si ya fueran fuente de contagio. El asunto es que esa llamada, a la distancia, me sabe como uno de esos ricos dulces que te comes con muchísimo gusto y luego te arrepientes porque empachan o engordan. 

        La familia
        En la familia hay de todo. Hace muchos años que no tengo padres, pero adoro a mis hermanos y tengo parientes hermosos: están mis tías, primas, primos y miles de sobrinos. Recibí las llamadas y muestras de cariño esperadas y me hicieron sentir muy bien. Mi familia es muy respetuosa y guarda distancia… a veces demasiado. Los amo como son y estoy plenamente agradecida de contar con ellos.

        Zoom
        La vida siguió en zoom. Seguí conectándome a todas las juntas, eventos, reuniones, clases, etc. A veces con cámara, otras sin ella. A mis amigos los puse al tanto, a los clientes y clases, no, solo que surgiera el tema o hubiese la suficiente confianza. Como no estaba tumbada en la cama, no había necesidad de compartir el tema con todos. 

        El encierro
        La parte padre es que, mientras no me diera cansancio o me doliera la cabeza (que con los bombazos de paracetamol era poco frecuente) podía leer, escribir, trabajar. Avancé mucho en varios temas, me enfoqué en proyectos personales, terminé libros, escuché podcast, etc. También le tuve que entrar sistemáticamente a la limpieza del hogar porque me quedé sin ayuda, pero mi hermana me consintió muchísimo con comida casera, llena de amor.

        Como el ejercicio es algo que ya forma parte de mí, me levanté varios días a hacer funcional y yoga en línea con Carla en Lemon Wellness. Si me dolía la cabeza, no brincaba, solo marcaba los ejercicios, pero ahora sé que no debí haberme movido mucho porque el cuerpo está concentrado en matar al virus. Es que no me puedo estar tan quieta. Para los que hacemos deporte, parte de la recuperación es hacer algo de ejercicio... aunque esté contraindicado (esta es mi parte necia). El segundo médico que consulté a principios de la tercera semana me insistió en el reposo por 4 semanas.

        El saldo es que COVID no me cacheteó tanto, mis pulmones están bien y mi prueba de coagulación, óptima. Solo perdí músculo, pero no peso. Lo que no me gustaba era verme la mirada triste, triste. El bicho cambió la expresión de mis ojos de una manera impresionante.

        Los médicos
        Un doctor de cabecera que tengo me recomendó a un infectólogo. ¡Qué personaje! Muy seco. En lugar de que él preguntara, había que entrevistarlo. Él fue el que me recetó solo paracetamol por teléfono. Gracias a la querida Blanca, conseguimos otro que me recibió y dio seguimiento a mi caso a partir de la tercera semana. Él me de alta este domingo (día de esta publicación). Así que YA SOY COVID-FREE.  

        Es un tema saber con quién te debes atender. Los laboratorios difícilmente contestan y hacer cita domiciliaria lleva su tiempo. Para la prueba, fui y me regresaron a hacer cita en el teléfono que no contestan.  Conseguí una prueba domiciliaria, pero los resultados tardaron 5 días. El costo de la prueba PCR, que es la que realmente detecta el bicho cuando lo tienes activo, va de caro a carísimo; eso no varía mucho. También tienes la opción de irte a formar varias horas a los servicios gratuitos... mmmmh. Pienso en la gente de pocos recursos.

        COVID no está chido. A mí me fue padrísimo. Lo peor que me pasó es que me doliera el cuerpo, los ojos (mucho en las tardes) y la cabeza. Pero no hice neumonía. Aún así, calculo que gasté entre 8 y 10 mil pesos en el chistecito: Solo de consultas médicas, PCR, paracetamol, placas y estudio de coagulación. No se enfermen. 

        Tom, tom, tómbola
        COVID-19 es una tómbola en la que todos participamos y en algún momento, mientras no llegue la vacuna, sacaremos premio. El mío estuvo bueno, buenísimo. Estoy muy agradecida porque lo peor fue estar encerrada. Confiemos en que nuestros sistemas inmunes se irán fortaleciendo para que cada vez haya casos menos agresivos del bicho que nos cambió la vida en el siglo 21.

        Lo que sigue
        Retomar, vivir en consciencia, salir a que me dé el aire, ejercitarme en el parque, empezar a nadar, avanzar con los proyectos que incubé en el encierro, agradecer que mi COVID-19 estuvo fresa.



        Notas del alma

        Soy firme creyente de que la mente es la que manda. Estoy aprendiendo que si no lo quiero vivir, no lo pienso. Por lo que veo, yo lo pensé "poquito" y por eso me cayó el chahuistle. Fortalezcamos la mente, trabajemos los pensamientos y no atraigamos eso que no merecemos vivir.  Hasta el próximo cafecito.  :)


Comentarios

  1. Amiga! Con todo el amor del mundo! La vida nos puso a las dos en el mismo camino y coincidimos! Agradezco ese momento! Y siempre voy a estar para lo que necesites o no! Ya sabes que soy bien metiche y aunque te las quieras arreglar sola ahí voy a estar..

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    1. Muchas gracias amiga Nelly :) Eres correspondida, siempre. tqm.

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  2. Mi estimada Lety, a Dios gracias te encuentras bien y como dices “tu COVID-19 estuvo fresa”. Me da muchísimo gusto que ya seas COVID-FREE. Agradezco infinitamente que compartas tu experiencia (qué risa y qué angustia lo de Pina, pero qué belleza lo de tu amiga).

    Estoy de acuerdo contigo en que “la mente es la que manda”; sin embargo, el COVID-19 existe y aunque no lo invoques, puedes topártelo y contagiarte, por lo que es importante que nunca, nunca bajemos la guardia y no seguir pensando que es una leyenda urbana, aunque “todo mundo” (literal) ande en la calle como si no existiera.

    Mi experiencia (no propia, pero sí muy cercana) y que a Dios gracias también está teniendo un final feliz, ha sido con mi hermano. No sé si recuerdas que él es piloto, bueno pues actualmente trabaja del otro lado del mundo. Nos comenta que siempre trató de llevar a cabo lo más que pudo los protocolos de higiene, aún estando de país en país; y no supo ni cómo, ni en dónde, pero se contagió. Él también vive sólo y no le fue tan leve, estuvo con temperaturas arriba de 39° por 6 días, bajó 6 kilos en casi 15 días (por ascos y diarrea), su oxigenación a Dios gracias nunca bajo de 92, y todo esto adicional a los dolores de cuerpo, de cabeza, súper irritable y muy cansado.

    Hoy cumplimos (sí, cumplimos, parte de mi corazón está con él y no sabes lo angustiada que me sentí todo este tiempo y más estando él tan lejos) 2 días con mediciones normales (temperatura debajo de 37°, oxigenación en 97, comienza a tener el sentido del olfato), ya tiene ánimo de platicar y de hacer y eso me llena de felicidad. Espero que pronto sea un COVID-FREE.

    Te deseo el mejor de los éxitos en todos tus proyectos. Me encantó tomarme este café contigo. Rezo que algún día lo hagamos de forma presencial.

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    1. Querida amiga, qué alegría que tu hermano a está bien, pero supongo que no la pasó fácil, porque cuando te duele el cuerpo, siempre te cae bien un apapacho cercano, aunque sea que te lleven la comida o te acerquen un té. Qué lindo que lo has estado acompañando todo este tiempo; es muy importante para su recuperación. Como dices, no hay que bajar la guardia.

      Muchas gracias por tus bendiciones y buenos deseos, que se te multiplicarán, seguramente. Gracias por leerme y comentar. Ojalá te puedas dar de alta con google para seguirte también y tomarnos pronto ese cafecito. Te mando un abrazo.

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