Nuevas mareas


 

        Lo ha dicho Mijares "la vida es como la marea", y quién podría contradecir a este trovador popular que nos ha hecho reír, cantar y llorar más allá de nuestra voluntad...  La vida es así, sube y baja, a veces en el mismo día y este año, en particular, nos ha traído mareaditos desde febrero.

        Con todo y resaca del oleaje, puedo decir que hay mucho por qué agradecer y estar contentos.  Déjame contarte por qué traigo estas ñoñas y reales reflexiones: Nunca he sido muy aventada para los negocios, eso de emprender no había sido lo mío. Como para qué si la vida Godín y la cultura del toper, usar un coche de la compañía y tener la cuota del celular cubierta, es bien rico. 

        Pero hace tres años se me ocurrió que la vida corporativa ya no me hacía justicia y renuncié. Muy envalentonada, me salí sin tener nada seguro más que la certeza de poder hacer lo más obvio, pero no lo más atractivo: la comunicación corporativa. Me lancé sola, hice mi firma, empecé a atender clientes, luego me asocié con algunas personas que ya tenían sus empresas de lo mismo, etc. Pero digamos que era la misma gata revolcada: Estaba haciendo (y hago) lo que ya no me apasiona.  

        En este periodo de arranque, aprendí que emprender es un acto muy solitario, porque aunque te asesoren, las decisiones las tomas sola. Me perdí en trámites iniciales. Tuve que aprender a cotizar mi trabajo y a venderlo sin malbaratarlo, conocí el lado hermoso y el lado extraño de muchas personas, trabajé mucho sin paga (y lo sigo haciendo a veces); volví a hacer la talacha que hice al inicio de mi carrera corporativa, en fin, la marea bajó. Sí, Mijares, bajó feo, pero siempre con la esperanza de que volvería a subir.

        En la búsqueda de nuevas pasiones de chamba he trazado varios negocios. Para más de uno existe un plan de negocios casi completo, pero quedaron en eso: letra muerta. Ya fuera porque la sociedad con la que iba a emprender cambió de opinión o porque me faltó fuerza y yo no me animé a iniciar sola. No sé cuál sea tu experiencia emprendiendo, pero hace falta esa venita del aventado, del que no le tiene miedo al toro o del que tiene mucha hambre y ya no le queda otra más que ir con todo.

        Entre todos estos proyectos surgió Swimfinity, Open Water School, un gran sueño de aguas abiertas que inició con las clínicas de nado apenas en febrero de este año. Como nada es lineal, nos atrapó esta gran ola de la cuarentena que revolcó el proyecto hasta hace un par de meses cuando le volvimos a dar vida.  No sabemos dónde nos llevará el viento en este viaje, pero esperamos que muy lejos. Por lo pronto, la ilusión que nos causa a los tres socios es suficiente para mantener las velas arriba y seguir avanzando.  Justo ahora no estoy haciendo triatlón ni soy la sirenita, pero mis socios son excelentes nadadores y yo soy deportista y tengo muchos talentos que complementan el proyecto con creatividad y valor. 

        La novedad es una nueva sociedad con una amiga entrañable y este proyecto huele a Canela y Jengibre.  Pronto te lo voy a presentar. Estamos trabajando intensamente para darle forma a lo que iniciará siendo un negocio de temporada, pero esperemos se extienda a algo más permanente. La marea baja y sube, y ya enfrentamos los primeros retos que comprometerán el manejo del tiempo por parte de mi socia, pero esta vez, estoy segura de seguir adelante.

        No todos nacimos para ser empresarios o autoempleados. Es difícil organizarse, autofinanciarse, hacer cuentas, llevar control de gastos y pasar la curva de inversión hasta que empiezan a aparecer los primeros ingresos. Algunas personas tiene un talento natural. A otras nos es más fácil la vida Godín. A la distancia, he valorado mucho a mi papá, un hombre sin estudios que emprendió toda su vida: se lanzaba a hacer negocios con una gran seguridad y así, sin más, se dedicó desde el transporte de carga hasta la crianza de cerdos, pasando por la construcción de vivienda y la administración de inmuebles. 

        Lo cierto es que al emprender, es imposible controlar todo. Es cuando mejor aplica este dicho de que el cambio es la única constante. Pero como eso es muuuuy trillado, me quedo con Mijares y la marea, sobre todo con la frase "uno entre mil, yo ganaré", porque me conviene.  Cuéntame, por favor, a ti ¿cómo te va con el emprendimiento?

Notas del Alma
        
Hay un video de Jack Ma, creador de Alibaba, inspirador y con buenas lecciones para emprender. Comparto la liga y el resumen de las 7 cositas a las que conviene poner atención:

        Consejos de Jack Ma, dueño de Ali Baba
        El éxito depende de ofrecer al mercado algo que los demás no están ofreciendo.
    1. No importa a qué te dediques. Siempre vendes algo: idea, entusiasmo, todo es una venta. Un evento, una entrevista de trabajo, discutir con tu pareja, etc. Si quieres tener éxito en la vida, aprende a vender. 
    2. Las personas exitosas no se lamentan ni se quejan. Cuando la negatividad se repite hay que ser productivos para atacarla: leer biografías, ver videos, juntarnos con personas que suman e inspiran. Si te deprimes con frecuencia y te quejas, es como el alcohólico que mientras más bebe menos puede parar.
    3. Las ideas y la creatividad empiezan con la intención. Si quieres algo y le pones pasión con el tiempo encontrarás la oportunidad.  
    4. Cada persona vive de acuerdo a sus creencias y limitaciones mentales. El cambio verdadero mejora cuando pones atención a tres errores.
      - La arrogancia conduce al precipicio. No escuchar, no valorar la competencia.
      - No saber evaluar la situación conduce a tomar decisiones equivocadas.
      - No tener visión de futuro Ser reactivo no permite estar en una posición de liderazgo y así simplemente se sobrevive.
    5. Las oportunidades están donde hay gente quejándose.  Mejora las cosas que no te gustan cómo funcionan. Puedes ganar mucho dinero.
    6. La diferencia entre la mediocridad y la riqueza es el compromiso. La mayoría de la gente no consigue los resultados porque no hace lo suficiente. Los emprendedores no comprometidos desaparecen.
    7. Los mediocres siempre tienen excusas de por qué no logran sus metas financieras. Nunca justifiques un fracaso: acepta tu responsabilidad y aprende. Tú eres el problema, tú eres la solución.

Hoy fue cruel y mañana será más cruel, pero la vida no golpea siempre. Darse por vencido será tu peor derrota.
Código secreto: mantén tu sueño vivo porque en cualquier momento se puede convertir en realidad. 


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