El cuerpo, sabio vehículo del alma

 


Un descanso al cuerpo
ofrece un descanso al alma

        A veces el alma se nos pierde un poco entre tanta cosa: Los asuntos del día a día, los proyectos que tenemos en mente, la dieta del momento, las relaciones que ocupan nuestro corazón y pensamiento, los libros que queremos leer y ese pendiente en casa que no hemos podido arreglar.  No nos damos cuenta que vamos cargando el costalito hasta que un buen día ¡pum!, el cuerpo, que es el sabio vehículo de nuestra alma, truena. Tal cual, como al Uber que nos lleva a algún lado, se le descompone algo y entonces hay que hacerle caso.  

        Cuando el cuerpo se descompone nos alarmamos y corremos al médico a que nos dé la pastilla, inyección o ungüento milagroso que nos sane (ungüento, qué linda y viejita palabra). Pero difícilmente nos ponemos a pensar qué fue lo que nos descompuso. Se nos olvida todo lo que traemos cargando y preferimos pensar que fue el pescado de ayer, la tarde lluviosa, el señor que tosió en la fila del banco o que en el restaurante no lavan bien las verduras. No pensamos ni por un momento que fuimos nosotros, con el estrés y con la poca consciencia de poner una pausa cuando ya ha sido demasiado.

        A mí sí me cuesta mucho trabajo decir ¡basta! Y mi cuerpo carga a cada ratito padecimientos nimios que me sacan de combate por dos o tres días.  Ya sabes, corro a los remedios caseros, jugos, tés naturistas, pomada del tigre (es mi ungüento favorito), meditaciones, afirmaciones, etc., porque esas son las medicinas por las que opto, pero a veces, ya es un poco tarde y le tengo que entrar a todo lo demás de los médicos (y a la pagadera).

        Lo que más me desconcierta de estas situaciones del malestar es que saboteo las cosas que más me gusta hacer: ejercitarme, ver gente, leer, usar la ropa que me gusta (porque cuando el tema es la piel, tengo que usar lo que me acomoda).  Digamos que pierdo lo que aprecio tanto: ser libre.

    Me gustaría tener un switch de encendido y apagado para cortar las emociones negativas que dañan mi salud, ¿a ti no?  Leo mucho de autosanación, pero esto no se arregla de un día para otro. Ahora estoy probando con el switch de escribir. Mmm, no, no esperes ver aquí esas páginas, tampoco es que nos tengamos taaaanta confianza todavía ;). Lo que sí te puedo decir es que se siente bien, fresco, como lavarse los dientes y exhalar un rico ¡ahhh!

     ¿Qué piensas de todo esto? ¿Cómo sanas o mantienes sanos tu cuerpo y tu alma?


        Notas del alma

        "Mente sana en cuerpo sano", nunca mejor dicho. Pero creo que la frase debería estar escrita al revés: cuerpo sano en mente sana.






Comentarios

  1. Finalmente somos lo que pensamos. Disfrutar de la mañana en cama es un privilegio que no todos tienen. Besos Claudia

    ResponderBorrar
  2. Me encanta leerte amiga!! Besos Nelly

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Mi encuentro con el virus (Parte 2)

Los cambios AC-DC

Un sueño: estampa de vida