Errores de dedo


    En la sala de espera del quiropráctico revisaba hoy los whatsapps como hacemos todos. Un celular, previamente desinfectado y cubrebocas en la cara fueron testigos de mi expresión de horror cuando vi que ayer, sin querer, compartí una imagen promocional de este blog con el grupo de los compañeros de la primaria-secundaria-prepa: un grupo de personas con el que no me he visto por lo menos en los últimos 15 años (cuando me atreví a ir a la última reunión) y con quienes apenas hace una semana reconecté.

 

    En el chat hay nada menos que 135 personas. De pronto empecé a ver mensajes de felicitaciones por mi blog, etc. La cara se me puso caliente de vergüenza y no supe cómo borrar las fotos que había mandado. El celular solo me daba la opción de “borrar para mí”. ¡Changos marangos!, pensé. Ya balconeé mi vida con este grupo de personas que –literal—a medias me conocen. ¡Chispas y más chispas!

 

    Y, pues, ya que estamos en la desnudez del alma, déjenme contar por qué me sentí taaaan mortificada.  Si de algo siempre he huido es de mi infancia/adolescencia. Fui una niña tímida, insegura, retraída. Y así tengo la percepción de que fui tratada. En la infancia, incluso fui buleada por mi baja estatura. Tuve pocas amistades en la escuela: muy buenas y las recuerdo con muchísimo cariño, pero no es una época que recuerde particularmente feliz o luminosa, como la mayoría de las personas.

 

    Entonces, lo que significó compartir ese post con mi grupo de la escuela ¡fue como pararme en la tarima del salón sin ropa y decir  “¡Esta soy yo!”  

Chin, ya me vieron, jajajaja. Ya ni modo.

 

Otro dedazo

    Saben qué, ¡qué bueno!, porque es tiempo de dejar atrás miedos tontos, fantasma de la infancia, creencias del pasado que una, a los cincuentaytantos cree que ya ha superado, pero basta un error de dedo para darte cuenta que no, que ahí vienen en manada las falsas ideas para recordar lo vulnerables que podemos ser ante NOSOTRAS MISMAS. La verdad es que creo que a esas 135 personas les puede dar igual si escribo o no. Algunas leerán y algunas lo pasarán de largo. Es como debe de ser. Pero Soy yo quien crea o inventa estos cuentos: todo está en mi cabeza. La historia está cambiando con otro clic y estoy feliz, porque al escribir esto y publicarlo, siento que lo estoy dejando ir.  Digamos que he dado el clic positivo, el de borrar. El que reescribe la historia.

 

    Una amiga me escribió para comentarme del blog y me dijo, “qué valiente eres”. ¿Será? ¿Por qué tenemos tanto miedo a ser como somos? ¿No queremos ser auténticos? ¿Qué hace falta para darnos chance? ¿Un error de dedo?

 

Notas del alma

    Mis amigos y compañeros del colegio seguirán ahí y estoy segura de que con algunos voy a estrechar lazos. De hecho, ya he empezado. Qué hermosa oportunidad me está dando este pequeño “wrong chat”. Gracias Clau, Ed, Isa, Lilia, Carlos... Gracias error de dedo.

Comentarios

  1. Hola Alma. Tambien soy de ese chat de 135personas . Solo estuve en la preparatoria, no meacuerdo de mas de la mitad. Me encanto lo que escribiste. Me siento muy identificada, no fui buleada pero era muy introvertida. A partir de hoy tienes una nueva seguidora.

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    1. Vicky, la empatía es uno de los regalos más padres de los grupos humanos, porque va más allá del amor. Tiene que ver con reconocernos como seres sensibles, sin importar si nos conocemos mucho, poco o nada, y eso está padrísimo. Te agradezco mucho tus palabras y las abrazo. También agradezco que me sigas y que me comentes sobre lo que aquí escriba. Un abrazo grande.

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  2. Me encanta tu postura Lety! Es bueno aceptarnos tal cual somos, y si en una cultura narcisista eso incomoda a alguien, está invitado a hacer el esfuerzo de mejora personal 👍‼️

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    1. Así es, pero no podemos hacer nada contra eso, más que adaptarnos y fluir. Ah, y ver cómo le hacemos para dejar el pasado atrás. En eso andamos :)

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