Un paso seguido de otro
Ayer salí a correr. Sí, me fui al parque a las 6:00 am a correr porque hace mucho tiempo que no iba a eso, a mover una pierna después de otra. A esa hora ya hay gente en la pista del parque, hay muchas patrullas afuera, merodeando e intimidando a transeúntes con las sirenas y perturbando el sonido de los pájaros.
Hay gente que entrena, como nosotros, con Susana distancia, manteniendo un espacio entre las personas que salimos al parque. ¡Ya sé, ya sé! No está bien. Pero hay que creerlo, está peor pararse en el súper ahorita, entre el abarrotamiento de los chicos que levantan los pedidos a domicilio, y eso es necesario. Yo, la verdad, es que prefiero escoger mi propia comida. Pero ese es otro tema.
En fin, fui a correr después de mucho tiempo de no hacerlo. Se siente taaaan bien… Aunque estoy fuera de condición y voy trotando más que corriendo, alcanzo a andar más de 7km y en ese recorrido me da tiempo de pensar, tomar el fresco y meditar en lo que viene.
El tiempo en estos días se me ha vuelto bipolar: se va rapidísmo, porque cuando me doy cuenta, ya es viernes otra vez, ¡y ya es mayo! Se han ido quiensabecuántassemanas encerrados y un montón de planes que había para el primer semestre. Pero a la vez, tengo la sensación de haber estado en una cápsula del tiempo donde este se detuvo. De no ser porque el pelo y las canas me crecen que da miedo, pensaría que estos meses se han congelado.
Entonces este acto padrísimo de ir a correr me regresa la sensación de que la vida avanza, y con ella, los planes y las ganas de hacer cosas. Y de que está muy cañón estar esperando a que se acabe esta elipsis de tiempo para “empezar a hacer algo otra vez”, porque la verdad es que en eso estuve marzo y abril, incubando el “ya merito se acaba esto”. Pero ¡nooo! Ya tenemos que estar haciendo ese algo; lo que sea que esté bien para nosotros: un paso después del otro, cada quien a su ritmo.
Mi ritmo siempre ha sido acelerado. Me voy atropellando y tropezando sin terminar las cosas porque “nunca hay tiempo” para empezar la siguiente. Esta burbujita me está enseñando otras tantas: a ver el final de los proyectos… o el inicio, según la perspectiva.
A ver si puedo ser más clara. Me dio por iniciar un proyecto de trabajo con el que quiero contribuir a la reinserción al nuevo normal, y por un momento pensé que no tenía caso seguirle porque hay miles de compañías enormes haciendo lo mismo; bueno, gracias a los buenos consejos de los amigos y de poner un pie delante del otro, ya estoy a punto de liberarlo. Lo mismo pasó con este blog. Fueron mi hermana y mi amiga Anita las que me animaron a no esperar para lanzarlo. Y así estoy a punto de terminar on algo que estoy estudiando.
Por eso esta carrerita de ayer me dejó ver con claridad que, un paso a la vez y al ritmo que haga falta, tan rápido o tan lento como lo marque MI propio reloj, ya empezamos a “hacer algo otra vez”. Ahora solo me falta salir a tomar unos drinks con mis amigos y ya estamos hechos (bueno, para eso sí hay que esperar un poco más).
pero avanzar.
Notas del alma
Mi hermana, que es mi ángel de la guarda, dice que yo vivo en otro Huso Horario porque parece que estoy siempre en una nube de Júpiter, siguiendo mi propio curso. Está bien. Todo está bien siempre y cuando funcione para mí y no atropelle con eso el tiempo de los demás. Eso digo yo. Qué dices tú.
Comentarios
Publicar un comentario