Amores de fin de semana

     Estoy muy contenta y emocionada por las vivencias del fin de semana. Puedo decir que abracé varios amores al mismo tiempo, ya leerás por qué.

     Hace unas semanas retomamos un proyecto que teníamos adormilado por la pandemia y algunas otras circunstancias: un propósito de vida y trabajo que apenas habíamos activado en febrero. Un proyecto deportivo que iniciamos tres socios con todo el amor y entusiasmo del mundo. Pero ahora, en agosto, tomando riesgos y precauciones, volvimos a las andadas.

 

     A principio de año lanzamos la marca Swimfinity bajo la que realizamos entrenamientos de natación y clínicas de nado en aguas abiertas. Este fin de semana fuimos a nadar a la Roqueta, Acapulco y tuvimos un grupo padrísimo. Nos favoreció el clima, la actitud de los nadadores y el Padre Mar se portó genial.

Con mi querida amiga Claudia y clienta (en este caso).

 

     Lo que pasó el fin de semana fue particularmente lindo, porque tuve un reencuentro con mi exnovio y socio. Creo que trabajamos en mucha armonía y respeto, pero sobre todo, con muchísimo cariño. Lo que quiero expresar es que el amor, cuando es genuino, no se puede borrar de un plumazo, o porque uno ya no quiere sentir amor este desaparece. Creo que lo mejor es dejarlo fluir y permitir que el corazón no ahogue sentimientos, pero que sea la cabeza quien conduzca el show. Es decir: la cabeza marca la pauta de lo que se debe hacer, según el rol que DECIDIMOS vivir. Pero si quieres a alguien, no lo ocultes. Si te importa alguien, acércate. Si te preocupa una persona, cuídala, sea quien sea.

 

     Ayer, por ejemplo, hablé con la señora que atendió mi casa por más de 18 años. Por estos asuntos de COVID-19 ya dejó de trabajar, porque rebasa los 65 años. Ahora lamento nunca haberle dado un abrazo fuerte, pero sí le dije varias veces que la quiero y que me importa. Ayer se lo volví a decir.  Más tarde, su hija me mandó un whatsapp para agradecerme la llamada porque dice que se siente muy apachurrada sin trabajar.

 

     Y aquí me voy a poner cursi… porque el amor es como una ola: va y viene a su propio ritmo, trae y lleva personas según venga la vida. A veces es suave y a veces es muy rudo, pero sabemos que es infinito, abundante e inmensurable.

 

     En la clínica de nado tuve varias muestras de amistad y de amor, sobre todo, de amor propio que es el que a veces dejamos tendido en la arena.  Parte de ese amor propio fue decirle nuevamente “sí” a este proyecto, que algún día será un gran negocio, porque lo estamos llenando de alegría.  

 

     ¡Claro!  Mentiría si no contara que esto lleva una buena dosis de estrés, pero la compensación de ver que todo fluya como agua en calma es priceless.

Estoy muy agradecida por el presente. ¿Cómo te sientes tú con el tuyo?  Cuéntanos algo.

 

     Notas del alma

     El oleaje augura el futuro, es lo que viene, se anuncia al levantarse la ola imponente. Rompe contra el suelo y lava el presente. Arrastra la espuma y se lleva el pasado con la resaca siseante sobre la arena. 

 

     Ahí sigue el cándido y a veces agreste mar bajo el brillo lunar. Ahí permanece como eterno centinela. Me es difícil voltear y caminar hacia lo urbano. Me desprendo un pedazo de vida cada que lo dejo y así, le doy la espalda.

Alma Soriano